martes, 23 de diciembre de 2014

Portugal y su historia.




Firma del Tratado de Fontainebleu
La revolución francesa tuvo muy malas consecuencias en el ámbito económico y político portugués colocando en una situación delicada a la diplomacia portuguesa, ya que desde el tratado de Basilea firmado entre España y Francia, el bloque franco-español amenaza con la invasión del país si no rompen relaciones con Inglaterra. Los británicos también amenazan veladamente con graves consecuencias para la pérdida del imperio portugués si se alineaban con el eje Madrid-París.

La amenaza de la invasión se concreta en la Guerra de las Naranjas, entre España y Portugal, que no fue más que un anticipo de lo que ocurriría en 1807: el Tratado franco- español de Fontainebleau de 27 de octubre de 1807 acuerda la invasión conjunta de Portugal y la división del reino. La familia real portuguesa se embarcó a Brasil, quedando el país gobernado por un Consejo de Regencia. 




El levantamiento de independencia que tiene lugar en España en 1808 desencadenó un proceso similar también en Portugal que con el apoyo de Inglaterra expulsa a los franceses en 1810. De esta manera, Portugal entra en la Edad Contemporánea sin la presencia del rey, económicamente arruinado, y con las autoridades sometidas a la presión inglesa.

Pero el pueblo todavía alimentaba el ansia de la restauración en la figura del monarca y todo esto va siendo capitalizado por los principios liberales (salvaguardando la religión católica y la monarquía): se reclama al rey Juan VI, que jura las bases constitucionales en febrero de 1821 y vuelve desde Brasil confiando la regencia de la colonia al infante don Pedro. La constitución de 1822 fue aprobada y jurada por el rey ese mismo año y estaba inspirada en la española de 1812. Pero el regente Don Pedro se puso a la cabeza del movimiento secesionista, declarando la independencia de Brasil el 7 de septiembre de 1822, convirtiéndose en emperador.

A partir de ese momento se producen una serie de vicisitudes que afectan ideal político que habría de regir el país, y que terminaron, tras una guerra civil, con la victoria liberal sobre los partidarios de un monarca absoluto. Pero no acabaría ahí, porque desde ese mismo momento nacería una nueva pugna entre liberales moderados y liberales radicales (septembristas y cartistas), con continuos cambios de gobierno, golpes de estado, insurrecciones y varias constituciones, y la figura de los monarcas y regentes rodeada de conspiraciones y sometidas a los vaivenes de la situación política y social. La consecuencia fue que la industrialización y la modernización de la agricultura, así como la alfabetización de la población fueron más lentas en Portugal que en cualquier otro país de Europa occidental.

No fue hasta 1872 cuando el sistema político alcanzó cierta estabilidad con el modelo político del turnismo de partidos, llamado rotativismo, en el cual, los dos principales partidos políticos, el Partido Regenerador (conservador) y el Partido Histórico (progresista) se alternaban en el poder.

En 1890 se produjo una crisis colonial en África, mientras que los movimientos republicanos iban ganando adeptos, lo que provoco que el rey Carlos I impusiera un sistema que encubría una dictadura, lo que acrecentó el descontento: en 1908 el rey Carlos I y su príncipe heredero fueron asesinados a tiros en la Praça do Comércio de Lisboa. En 1910 se proclamó la república, marchando el rey Manuel II al exilio en Reino Unido.

Durante la república, la vida política se hizo muy tensa. Los republicanos se dividieron entre moderados y extremistas que se organiza en milicias para dominar las calles. Se desencadenó una oleada de huelgas y protestas, y el sindicalismo revolucionario pasó a dirigir el movimiento obrero. Como consecuencia, la república pierde adeptos, y empiezan a surgir las conspiraciones de los partidarios monárquicos. Y en este contexto estalla la Primera Guerra Mundial, pero también aquí se producen diferencias entre republicanos y monárquicos sobre si participar o no en ella y en qué bando alinearse. El gobierno republicano termina por involucrarse en el bando de los aliados de la Triple Entente. La Batalla de Lys en Belgica (junto a otras em las colonias portuguesas de Angola y Mozambique), marcó la participación de Portugal en la Primera Guerra Mundial, siendo la mayor catástrofe militar desde la derrota de Alcazarquibir en 1578: las tropas portuguesas perdieron 7500 hombres en apenas 4 horas, es decir, más de un tercio de los efectivos. La guerra tuvo graves consecuencias en la economía portuguesa, porque la financiación de la misma disparó el déficit.

Logo del Partido Comunista Portugués
autoritarismo era el instrumento necesario para regenerar la administración, las finanzas y la vida pública en general, y se concebía como algo puntual y transitorio. El golpe se inicia el 26 de mayo de 1926 en la ciudad de Braga y pronto se extiende a lo largo y ancho de todo el país, hasta que el gobierno de republicano se ve obligado a dimitir y dio inicio a una dictadura militar. El nuevo gobierno actúa claramente en la línea autoritaria que propugna el ejército. Se nombró ministro de finanzas a Antonio de Oliveira Salazar, un profesor de economía era que profundamente conservador y nacionalista, y se iba a convertir en el gran protagonista en los siguientes 40 años.

En 1932 años se le designa para presidir el Consejo de Ministros y es entonces cuando comienza la articulación del llamado Estado Novo: el Acto colonial se publica en julio de 1930, mediante el cual las colonias pierden la autonomía administrativa y financiera de la época republicana, y La Unión Nacional se crea como una organización política que emergía con el propósito de legitimar y congregar a las distintas fuerzas. Pero el monopolio del partido Unión Nacional vació de contenido al poder legislativo, y la Asamblea se convirtió en un elemento decorativo. Se crea un Secretariado de Propaganda Nacional y la censura junto con la propaganda política serán las bases del Salazarismo. La policía política queda configurada bajo el nombre de Policía de Vigilancia y Defensa del Estado, con poderes casi ilimitados en materia punitiva (prisiones preventivas, torturas), siendo uno de los más poderosos instrumentos del sistema salazarista. El comienzo de la guerra civil española en julio del 36 trajo como consecuencia que Lisboa apostase por la España franquista. El estallido de la II Guerra Mundial coloca a Portugal una neutralidad lo que reportó grandes beneficios económicos a Portugal. En diciembre de 1955 Portugal entra en la OTAN.

Sin embargo, el gran problema le llegaría por la situación de las colonias: A partir de 1960 muchos estados africanos y asiáticos entran en la ONU. Las duras condiciones de vida de los indígenas de las colonias portuguesas salen a la luz. En el año 1963 el Consejo de Seguridad de la ONU aprueba una resolución contra Portugal, acusándole de poner en peligro la paz en África, y se le conmina a retirar sus ejércitos y reconocer el derecho de autodeterminación e independencia de las colonias africanas. Comienza un conflicto bélico de guerrillas tanto en Angola como en Mozambique y Guinea Bissau. La salud de Salazar le impide continuar las labores de gobierno y es sustituido por Caetano, de una tendencia más modernizadora y su política despertó recelos entre los sectores duros del salazarismo, sobre todo cuando toma la decisión de acabar con el exilio del socialista Mario Soares. Se atenúa la censura de la prensa y aparecen en las librerías muchas obras antes consideradas subversivas.

Revolución de los Claveles
La insostenibilidad de una guerra con tres frentes y el contexto político y social de la dictadura, provocarían que el pueblo se levantara contra el gobierno y en un alzamiento militar denominado Revolución de los Claveles se liberó al país del régimen opresor y se instauró la democracia, con un sistema republicano liderado por Antonio Spinola, que no le queda más remedio que reconocer el 27 de julio de 1974 el derecho a la autodeterminación y la independencia de las colonias, y dimite. Se inicia una época de pugnas, conflictos políticos, desconfianzas, intentos de golpe de estado y descontentos de todas las fuerzas políticas. El 2 de abril del 76 se aprueba la Constitución por la Asamblea Constituyente, y se establecen así los derechos fundamentales y se organizan las estructuras socioeconómicas del país. Resultaba un modelo político semi-presidencialista, en el que las responsabilidades del Ejecutivo se repartían entre la Asamblea y el Presidente de la República, elegidos por sufragio universal directo. Se celebran elecciones y triunfa el partido socialista. Y curiosamente se elige Presidente de la República al General Ramalho Eanes. Y se inicia una etapa de regeneración democrática gracias a pactos políticos entre fuerzas de muy diferente ideología, dirigido tanto a la relajación de la vida política como a superar los problemas económicos, que obtienen como resultado el ingreso, junto a España, en la Comunidad Económica Europea, si bien continuaron los continuos ceses y nombramientos tanto de presidentes de la república como de jefes de Gobierno (hasta once gobiernos diferentes hasta 1987). En 1989 los partidos negocian una nueva revisión de la Constitución para liberarla de la carga radical que arrastraba desde la revolución, y comienza una etapa de bipartidismo, de mayor estabilidad y consolidación democrática, que produjo que hasta 2010 Portugal tuviera una de las mejores tasas de recuperación económica de la UE, aunque a base de sobregastos y burbujas de inversión, lo que le llevó a la bancarrota. El 7 de abril de 2011, después de haber negado durante mucho tiempo la necesidad de un rescate, el primer ministro José Sócrates finalmente recurrió al Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera y el FMI, con el fin de satisfacer las necesidades de efectivo del país.

El 16 de mayo de 2011, los líderes de la Eurozona aprobaron oficialmente un paquete de rescate de 78.000 millones de euros para Portugal. El 17 de mayo de 2014 se dio por finalizado oficialmente el rescate de Portugal con la marcha definitiva de los inspectores de la troika que han controlado cada dos meses las finanzas lusas durante los últimos tres años. Se abre ahora un futuro de incertidumbre, al igual que en el resto de los países europeos más afectados por la crisis, entre los cuales, se encuentra, por desgracia, también España.

BIBLIOGRAFIA: Apuntes de historia contemporánea de Portugal (MARIA ISABEL ESPIÑEIRA CASTELOS, 2010)

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